Jun 19, 2009

Cuentos de niño


Mi padre siempre contaba sobre un tío abuelo que tuvo del que siempre se narraban anécdotas increíbles. Contaba que era un viejo lobo de mar que se embarcaba por años transportando madera de América a Europa, llevando rones de Cuba y Puerto Rico clandestinamente hasta las costas de Nueva Orleans y que en sus viajes tuvo toda suerte de aventuras.

Don Pantaleón Cartagena, a la edad de 35, fue condecorado por la Armada Naval de Brasileira luego de la Guerra del Acre (1899-1903). Este fue un conflicto bélico entre Bolivia y Brasil por el dominio del territorio del Acre, rico en árboles de caucho y yacimientos auríferos. Don Pantaleón, navegante de experiencia, llevó una barcaza cargada suministros para apoyar a los brasileños a través del Río Amazonas y del afluente de Madeira. Imagínen entonces cuantas aventuras por las selvas del Matto Grosso. Reductores de cabezas, hordas de insectos carnívoros, pirañas, monos y caimanes. Eso tuvo que haber sido algo extraordinario, pura vida. Me gusta pensar que algo heredé del viejo Pantaleón, al menos en mi imaginación.

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